Últimamente en nuestra ciudad
Pamplona-Iruña se debate sobre la rotura ocasionada en la presa de Santa
Engracia por las crecidas del río Arga del pasado invierno. Rotura que liberó parte
del agua embalsada provocando un descenso del nivel a lo largo de
aproximadamente 1000 metros de cauce. Un club de remo con instalaciones en este
tramo del río propone, con todo derecho, restaurar y de nuevo cerrar la
circulación del Arga para poder continuar con su actividad deportiva sin
tener que trasladarse. Por ello ha iniciado una activa campaña por la
reconstrucción del azud. Viendo el escenario que ha dejado la presa rota, parte
de la opinión pública no ha dudado en apoyar esta petición. Finalmente el asunto ha
saltado a la arena política por lo que la polémica y la demagogia empieza a
estar a la orden del día.
Frente a este posicionamiento
por la reparación del azud, y deseando que no se pierda una oportunidad para
mejorar las condiciones del castigado río Arga, quiero exponer otro punto de
vista, tratando de incitar a que pensemos si las cosas son tan sencillas como
parecen.
Presa rota, con un buen caudal de agua |
Buscando apoyos para la
recuperación del embalse, desde el Club Náutico primero y después por parte de
algún político, se han expuesto ante la opinión pública toda una serie de afecciones
que afirman ha producido la rotura de la presa y se han planteado los supuestos
beneficios que aportaría su reconstrucción. Se habla de más contaminación, de
peor higiene, de perjuicios a la fauna silvestre, a los pescadores, de la aparición
de la basura antes sumergida, de mosquitos, del valor histórico de la presa… Se
ha hablado también sobre las crecidas, afirmándose, con mucha imaginación por
cierto, que las presas en Pamplona son útiles para la gestión de caudales y que
no repercuten en las inundaciones. Es estéril polemizar aquí con todo lo
dicho. Esto es como cuando nos creemos expertos en todo y lanzamos afirmaciones
que tal como está pasando aquí, al final cojean por falta de fundamentos
serios. Ya hay mucha información objetiva disponible para quien tenga interés en
profundizar y en formarse una idea bien razonada de cada tema concreto y para
el que quiera informar con seriedad.
Sin embargo, sí quiero
reflexionar sobre otro de los temas planteados: el del valor estético y
paisajístico perdido. En esto sinceramente le doy la razón, momentáneamente, al
Club Náutico. Es un aspecto más subjetivo y por lo tanto más apropiado para un
intercambio de opiniones sinceras. Ciertamente el tramo presenta ahora un
aspecto bastante desolado, tercermundista se ha dicho no sin fundamento. No hay
más que dar un paseo para ver la presa rota, las defensas en forma de chatarra
oxidada de las orillas desnudas tras décadas y décadas sumergidas, los grandes bloques
de hormigón por el cauce y nuestras vergüenzas en forma de basura que el
descenso del nivel ha dejado al descubierto. Ni siquiera corre el agua, pues en
buena parte del tramo sigue embalsada por la capa de colmataciónde la presa. Ante
esta imagen se me ocurre plantear dos temas. Uno es el de la chatarra, los
desechos y el escombro que ha quedado al descubierto. Es un aspecto que hay que
gestionar sí o sí, pero independientemente de que haya o no embalse. El otro
aspecto es el del paisaje. Y aquí invito a reflexionar y tratar de imaginar la
evolución futura de este tramo si no se recupera la presa. Después de que las
próximas crecidas terminen de abrir camino y permitan que el agua realmente corra
y resuene. Cuando la vegetación se expanda y recupere las orillas hoy desnudas.
Acostumbrados al embalse y con la desolación actual es difícil de imaginar, pero la
realidad es que, con un mínimo de intervención,
tenemos la oportunidad de ganar en poco tiempo (los ríos son muy
dinámicos) un tramo mucho más natural y saludable, un nuevo tramo sin embalsar
que sumar a los pocos existentes en Pamplona, en parajes muy cercanos de
Alemanes, Puente de San Pedro, San Jorge… Para mí, tras 25 años observando con
mucha curiosidad el río tanto por ocio como profesionalmente,sin duda son los tramos
más frescos, amenos y vitales del Arga. Tramos en los que el nivel baja en
verano sin que nadie se extrañe, sin que nadie los considere antiestéticos,
tramos que les invito a recorrer con
atención.Agua corriendo en el puente del Plazaola (25 de abril de 2018) |
Fruto de una mejor comprensión
de la dinámica y la ecología de los ríos y sus riberas y de una mayor
concienciación y conocimiento por parte
de la sociedad en general, nuestro concepto de la gestión de estos espacios va
cambiando poco a poco. Ahí tenemos a nivel europeo la Directiva Marco del Agua
(de obligado cumplimiento), cuyos objetivos empiezan a alcanzarse muy tímidamente, no
sin grandes esfuerzos, pues se aborda un campo complejo con muchos intereses en
juego y porque enfrenta muchas ideas arcaicas bastante arraigadas. Ideas por
desgracia usadas con demasiada frecuencia como arma política con fines
totalmente interesados. En cualquier caso, entre los técnicos que planifican la
gestión de los ríos en la actualidad, quedan muy pocas dudas sobre el hecho de
que presas como la que nos ocupa son muy perjudiciales para la dinámica de los
ríos. De ahí la tendencia actual, que curiosamente en Navarra se inició con otros en el poder, a eliminar en la medida de lo
posible las que ya no tienen utilidad. En el último estudio presentado sobre el
estado del Arga en Pamplona se menciona un tema que no es nuevo y que ya han
apuntado trabajos anteriores: la deficiente calidad del cauce en muy diversos aspectos
(hidromorfología, grado de naturalidad, bosques de ribera, riesgo de
inundaciones…). Parece que en 30 años solo hemos avanzado algo en acercar el río
a la ciudadanía y en dejar de usarlo como estercolero y vertedero. En ese
estudio se critica fuertemente la actual falta de movilidad del río y se apuesta
por la eliminación de obstáculos, mencionándose expresamente a la presa de Sta.
Engracia, junto con la de la harinera de Ilundain, como elementos sin utilidad
directa cuya eliminación supondría una mejora en el paso de sedimentos, en la
movilidad de la fauna, en los efectos de las inundaciones, etc. Una mejora en
la salud del Arga que no quedaría restringida al tramo de 1000 m en cuestión,
pues en los ríos, por su propia naturaleza, todo lo que se realiza en un punto
tiene sus repercusiones aguas arriba y aguas abajo. Soy plenamente consciente de
que el río atraviesa aquí la mayor concentración de población de Navarra y es
lógico y razonable un nivel alto de urbanización y uso en el mismo en forma de
Parque Fluvial. Pero esto es perfectamente armonizable con una muy necesaria
mejora de lo que no es sino un elemento natural, y tanto los que ahora tienen el
mando del gobierno municipal como los que lo han tenido antes lo saben
perfectamente, pues han tenido su asesoramiento técnico. No es por lo tanto de
recibo la demagogia política iniciada.
Garza real, una de las protagonistas de nuestro río |
Quizá la polémica puede estar
en si la presa tenía utilidad o no. Evidentemente para el club de remo la
tenía. Es ahí donde los poderes públicos tienen que sopesar por un lado nuestro
derecho a un medio ambiente bien conservado y nuestro deber de cuidarlo, y por
otro los intereses de grupos privados. Personalmente lo tengo muy claro. Estamos
tardando en demoler lo que queda. Lo de cuidar nuestro entorno no es un
capricho, es una necesidad y es de sentido común. Por eso tratamos ya de
enseñarlo a nuestras hijas e hijos desde la educación primaria.
¡Aprovechemos la oportunidad
para mejorar el Arga! ¡Dejemos que el río fluya en Sta. Engracia!
Álvaro Bértolo
Técnico Superior en Gestión de
Recursos Naturales y Paisajísticos.
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